Se estima que 1 de cada 4 adultos ha padecido acidez en el transcurso de su vida. Conocer de qué se trata nos permitirá saber cómo evitarla o qué hacer para disminuir al mínimo esta dolencia.
Es importante distinguir el término acidez del reflujo gastroesofágico, que es el dolor o sensación de ardor producido por la vuelta del contenido del estómago al pecho. Este muchas veces genera acidez.
La acidez se produce por la presencia de ácido excesivo en el estómago. El ácido se produce cuando el PH en el estómago es mayor a 7, en esos niveles se activa una enzima llamada pepsina, que es la responsable de producir más ácido en el estómago.
Normalmente, luego de que los alimentos son masticados en la boca y son tragados, éstos pasan por el esófago; luego entran al estómago y una banda muscular denominada esfínter esofágico inferior, impide el contacto del contenido entre ambos órganos.
Si este músculo no logra cerrarse bien, el contenido del estómago puede retornar o refluir al esófago. Este material parcialmente digerido generalmente es ácido y puede irritar el esófago, causando acidez y otros síntomas.
El ácido es producido por millones de pequeñas bombas presentes en las paredes del estómago, que son comandadas por señales provistas por 3 mediadores principales (histamina, acetilcolina y gastrina).
La acidez frecuente es la sensación de ardor, quemazón y molestia en la boca del estómago. Si se padecen estos síntomas 2, 3 o más veces por semana se habla de acidez frecuente.
La acidez frecuente es una sintomatología muy común pero no es una enfermedad en sí.
A diferencia de la acidez ocasional, la acidez frecuente impacta en la calidad de vida de la gente, obligándola a modificar sus hábitos alimentarios y actividades. A menudo deben evitar sus comidas favoritas o restringirse en reuniones, deben limitar su actividad física y no pueden acostarse inmediatamente luego de comer. El paciente con acidez frecuente generalmente tiene problemas para dormir, no tiene ganas de comer, el malestar permanente le produce cambios de humor, y muchas veces la molestia o el dolor producido por el reflujo (que muchas veces acompaña la acidez) lo inhabilita para poder realizar ejercicios o ciertos movimientos. A veces pueden presentar tos, ronquera, asma.
El reflujo es el pasaje del contenido del estómago que es bien ácido hacia el esófago cuando normalmente este contenido debería ir hacia el duodeno (la parte del tubo digestivo que le sigue al estómago).
Cuando ese contenido ácido llega al esófago, que no se encuentra preparado para recibir el ácido estomacal, es cuando aparecen los síntomas tan molestos.
Típicamente, se percibe una sensación de ardor por detrás del esternón (también llamado pirosis). En esta sensación es bien característico el ardor por detrás del esternón que se conduce hacia el cuello y que suele aparecer luego de consumir algunos alimentos o durante la noche o el sueño. También se presenta la regurgitación ácida que es el retorno del contenido gástrico o esofágico hasta la garganta que no se acompaña de náuseas y sin que la persona realice ningún esfuerzo.
Muchas veces, estos síntomas ocurren durante la noche alterando el ciclo normal del sueño y por ende la calidad de vida.
Las actividades y ocupaciones de la vida cotidiana hacen que las personas, en general activas, coman a deshora, que consuman alimentos y bebidas irritantes en exceso, que tengan pocas horas de sueño o que estén “estresadas”
o tensas con frecuencia. Todas estas situaciones pueden colaborar, en personas susceptibles, en que aparezcan los síntomas de reflujo.
El reflujo es uno de los desórdenes del tubo digestivo superior más frecuente. En nuestro país más del 60% de la población experimenta alguno de los síntomas a lo largo de un año y más del 20%
presenta frecuentemente los síntomas de reflujo.
Considerando los medicamentos para tratar la acidez, se cuenta con tres grupos:
Regulan el PH gástrico
Neutralizan parcialmente el ácido estomacal
Rápido alivio de corta duración
Son necesarias varias dósis durante el día
Desactivan la señal de histamina
Reducen parcialmente la liberación de ácido estomacal
No ofrecen alivio inmediato
Actúan entre 6 a 12 horas
Inhibidor de la secreción de ácido estomacal de mayor potencia
Ataca el problema en su fuente de origen
Inhiben las bombas de protones activas, permitiendo que se produzca el ácido suficiente para una digestión normal
La solución eficaz para el reflujo gastroesofágico, uno de los desórdenes más frecuentes del tubo digestivo superior.
Primer inhibidor de la bomba de protones, en Venta Libre, para el control de los síntomas de reflujo.
Doble acción: disminuye la cantidad de ácido producido por el estómago y además lo protege por dentro estimulando la formación de una película protectora.
Los medicamentos de venta libre o sin receta contienen drogas que cuentan con gran seguridad y amplio tiempo de uso, hay una amplia variedad de ellos en el mercado y generalmente son más económicos y acceder a los mismos resulta más fácil y práctico. Sin embargo se debe leer atentamente toda la información brindada por cada producto, se debe limitar su uso a las indicaciones y su forma de administración a las recomendaciones dadas y ante cualquier duda siempre consultar a un profesional de confianza.
La mejor prevención para la acidez es mantener al estómago en funcionamiento. La regularidad impide la producción excesiva de ácido, es por eso que se debe comer porciones chicas cada 2 o 3 horas.
No coma en exceso ni demasiado rápido, su estómago necesitará producir más cantidad de ácido.
Limite la cantidad de líquido que ingiere con las comidas. Tomar abundante cantidad de líquido (especialmente agua) es saludable, pero debe procurar hacerlo lejos de las comidas, dado que de lo contrario puede dificultar la digestión.
Tener sobrepeso puede contribuir a la acidez. Su médico puede ayudarle a alcanzar el peso saludable según su edad, género y estructura del cuerpo.
Beber alcohol puede causar o empeorar la acidez. Pruebe las cervezas y otras bebidas sin alcohol.
Evite acostarse inmediatamente después de comer. Evite las meriendas tarde en la noche. Eleve la cabecera de la cama de 15 a 20 centímetros con bloques sólidos para ayudar a evitar el reflujo ácido.
El consumo de cafeína (café, bebidas cola, té) aumenta la producción de ácido. Evite productos cítricos y de tomate, que pueden irritar el esófago.
Reduzca el consumo de alimentos con grasa. Coma más vegetales, frutas (aunque no cítricas), aves sin piel y pescado (también contribuirá a disminuir su riesgo de padecer cáncer y enfermedades cardiovasculares).
Hay que insistir que depende el modo como se coman los alimentos (fraccionados, despacio, cocinados con grasas o no) probablemente influya en que un alimento prohibido sea mejor tolerado o un alimento permitido provoque algún síntoma.
La boca es la puerta de entrada a los alimentos y líquidos. Allí los alimentos son masticados y se mezclan con la saliva (para favorecer su digestión luego en el estómago). Es importante señalar la función de la vista, el olfato,
el gusto y el cerebro, que ayudan a preparar mediante señales de olores, colores y sabores al aparato digestivo para recibir alimento.
Al deglutir la comida, ésta es transportada por el esófago hacia el estómago.
El esófago es un tubo muscular con dos esfínteres o válvulas en cada uno de sus extremos. El superior se encarga de evitar el paso de la comida hacia la vía respiratoria durante la deglución, el reflujo o el vómito, el inferior es una válvula ubicada en la unión del esófago y el estómago, se relaja al pasar el alimento del primero al último, y una vez que comienza el proceso de digestión en el estomago, se cierra para evitar el regreso de alimento y ácido hacia el esófago. Se relaja también para permitir los eructos y el vómito.
El estómago es una cámara donde los alimentos se mezclan con ácido para su digestión. Esta cámara esta especialmente recubierta por dentro para resistir la acción del ácido. Además de digerir el alimento recibido, el estómago cumple la función de regular la velocidad con que se este pasa al duodeno e intestino delgado, lugar donde se cumplirán los procesos de absorción. Hay factores que condicionan la integridad de la mucosa gastroduodenal favoreciendo la producción excesiva de ácido.
Estos factores pueden ser agresivos exógenos (como los AINES, el tabaco, el alcohol, el estrés y el Helicobacter) o endógenos (ácido, pepsina, y los ácidos biliares). Pero también hay factores defensivos del organismo que pueden afectar la mucosa y la capacidad de regeneración celular. La pepsina, una encima importante pero no imprescindible para la digestión, se activa cuando el PH en el estómago es igual o mayor que y 7, produciendo ácido, secretado por las millones de bombas de protones presentes en la pared del estómago.